Cold, cold, I don't know... cold, and I'm freezing here.

Natalia vestía un gorro de color rojo con una bola enorme de lana encima y unas trenzas largas le bajaban por las orejeras. Llevaba una camisa azul larga con unos leggins y unas botas marrones muy altas a conjunto con su chaqueta de cuero. Tenía el pelo moreno, largo y ondulado. Los labios rojos de carmín y sus ojos verde pistacho resaltaban entre su maquillaje.

Estaba sentada en un banco cuando empezó a nevar. Hacía frío, mucho frío. Natalia empezaba a perder facultades como sentir las piernas o las manos. Su nariz se enrojecía pero ella seguí allí, sentada.

Eran las 7 de la tarde pero parecía que fueran las 11 de la noche. Las farolas se encendieron de golpe y Natalia quedó dentro de una redonda de luz pareciendo estar en un escenario.

Por el fondo de la calle se oían unos pasos firmes acercándose hacia dónde estaba Natalia. Ella ni se inmuto. Seguía en sus cosas, pensando en como atrapar la luna y sus estrellas.

Los pasos firmes y directos pertenecían a un chico que vivía justo delante de dónde Natalia estaba sentada. Cuando ella escuchó el sonido de las llaves al colocarse en la cerradura levantó de golpe la cabeza y empezó a correr hacía allí.

Cuando casi había llegado gritó: -¡Miguel! - El chico de golpe se paro en medio de la puerta con unos ojos como platos y no dijo nada. Solo se quedó allí.

Natalia se paró delante de él y con la respiración entrecortada le besó. Le abrazó sin decir nada y entonces le miró a los ojos y le dijo: - Quiéreme cómo si fuera navidad. - Miguel la cogió en brazos y aún mirándose a los ojos la besó.